Religiones
Religiones
Un templo, una mezquita,
gran catedral,
iglesia en pueblo chico
infierno grande,
una cruz en el ojal,
diario íntimo de cena con compadres
y bautismos
Abrazos in-finitos.
Un rosario
en lo profundo de la calma.
Cumpleaños de díscolos narradores,
que siempre mueren de elemental olvido.
Sin embargo, tu nombre,
reluce en las aceras,
entre charcos y baches,
cimarrones amargos,
y el sutil desnudo que tu boca exhibe
se viste de hojas de otoño
hirsutas y grises.
Ámsterdam compartido
era el sueño heroico,
donde falla la memoria
-no estoy segura del eco de la pompa-
Reminiscencia sin corbatas
de idénticas baladas,
perdidas en el infierno de...
(adivinen ustedes el resto).
Pero, seguiré intentando
para no parecerme a la más fea,
a la más tonta,
para dejar un camino
con el polvo de mi marca.
Tardes hay (en) que me vence la
desesperanza.
Todo fue dicho.
Solo nos queda un remanente
como postítulo:
glorificar los poemas ajenos.
Ahora nada cambia,
porque todo cambió
el día en que te fuiste,
que te escapaste, para ser precisa,
de mi insensata locura
estatutaria
de bodas zulúes y baños de espuma
que curaran las sangrías
de un pasado en donde
escribimos la misma
deleznable página
e idéntico sopor.
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