Elongaciones

 

Elongaciones

 

A veces, pasa.

En el sopor de los domingos

quedo a solas con tu voz de verbo inconjugable,

como una coraza de rémora marina,

de cara al sol,

la herida impostora abierta,

la epidermis arrebatada.

 

Mi distancia angular entre el sol y la luna.

-larga y acerba distancia-

 

A veces, pasa.

Suena el teléfono.

Llamada internacional

desde un otro universo,

en el escondido túnel de mi alcoba.

Castigada, al instante,

la bestia que acosa a la soledad

huye.

 

A veces, pasa

que tus palabras son arcones con semillas

y fervor de primaveras

que hacen crecer amapolas en la cicatriz;

tientos de hendido entrecejo,

llamas terrestres, vaporosas, masculinas,

en las aguas profundas

de mi irremediable pasado.

 

Y pasa, también,

inexplicable, tu nombre,

que se hace espasmo

ante la sombra de la sombra de Venus

fatigada entre nudos y adjetivos,

vagabunda por tugurios angustiados

buscando rastros en las chispas,

malamente derrapadas,

de un desencanto envolvente

que acaba en silencio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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