El laberinto de Wittgenstein

 

El laberinto de Wittgenstein

 

                                             "El lenguaje es un laberinto de caminos. Entras por un lado y sabes dónde estás; llegas por otro lado al mismo sitio y ya no sabes dónde estás”

Ludwig Wittgenstein

 

 

A estas alturas siente

haber extraviado la lengua maternal,

y estar en medio de un espléndido torbellino

de reptiles y ofidios domésticos.

Se ha vuelto cínico y estrafalario.

La impostura del arrogante lo visita.

Su irónica impostura.

La enlutada diarrea de su cólera nostras

frente a soberbias que reniegan de su pasado.

Discurre como un murmullo eléctrico

la sórdida textura de arpillera

que provoca su ira escrupulosa.

Nostalgia del olvido.

Dolor por el recuerdo.

Sobre un lirio blanco, su horizonte subtendido

deletrea el contorno de un amor evaporado,

contra toda evidencia, inapelable.

La voz ni siquiera acaricia tenue,

con malignidad cáustica,

la vieja despedida que retorna

en cada anochecer, como un suspiro,

al espejo resquebrajado en la memoria

del primer alarido originario.

 

 

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