Desolación y derrota
Desolación
y derrota.
Homenaje a Jeanne
Hebuterne
De noche está
tu cuerpo moreno de fiebre de Dios
mi boca
blande antorchas sobre tus mejillas
.Paul Celan
Con el dolor pegado al cuello,
y agónica tristeza descriptiva
su desproporción la acorrala
en itálicas patrañas ejemplares.
No es Venus ni Afrodita, ni es siquiera
La hermosura de Angélica
que Lopecito cantara.
No tiene pechos de odalisca,
ni cándidas pupilas atractivas;
su boca es retahíla de suicidios;
sus curvas justifican una trampa.
¿Qué desea? ¿Qué le espera?
¿A quién aguarda la endeble?
La obediencia del pintor la perfila
y la despeina.
Violetas sombrías en los párpados,
la bifurcan y maltratan.
Sus pezones como púas,
prendedores de rubíes
más falsos
que el amor de Polifemo a Nereida,
azuzan un recuerdo de bravura;
son sentencias.
El mudo desconsuelo prisionero
la embaraza.
Yo me curo en salud,
me alejo del retrato de mí misma
y resbalo al planeta de los versos,
donde apostillo la congénita herida.
Cierro el espejo y su arquetipo.
Entorno la ventana.
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